Les Falles De Valéncia 2016

Les Falles De Valéncia 2016

El origen histórico de la gran fiesta de las Fallas se remonta a una antigua tradición . . .

De la que se tiene constancia desde al menos el siglo XVII, que consistía en que los carpinteros de la ciudad de Valencia, en vísperas de la fiesta de su patrón San José, quemaban frente a sus talleres, en las calles y plazas públicas, los trastos ya inservibles junto con todos los artilugios de madera que empleaban para elevar los candiles que les iluminaban mientras trabajaban en los meses de invierno, era una forma de decir adiós al invierno y dar paso a la primavera. Es por esto, que el día de San José, el 19 de Marzo, es siempre el día de la cremà de los monumentos falleros.

En un principio, estos materiales inservibles recibían el nombre de fallas, la palabra Falla tiene un origen mozárabe, y proviene de la palabra latina Facula, diminutivo de Fax-Cis, que significa antorcha. En la Antigüedad, se utilizaba el fuego como símbolo de la renovación, el paso de la noche al día o el resurgir. Los primeros valencianos lo tomaron como un paso del invierno a la primavera, y como una renovación.

Poco a poco, estos carpinteros artesanos y artistas, iban incorporando a los trastos viejos para las hogueras de San José, una especie de maniquís que simulaban aquellas personas que ellos consideraban que debían ser representadas para descrédito de las mismas como burla, a veces era una simple broma y otras veces la intención era ridiculizar a personas del vecindario.

Estas Fallas fueron evolucionando y cargándose de sentido crítico e irónico, mostrándose sobre todo en los monumentos falleros escenas que reproducían hechos sociales censurables.

Sobre 1870 se persiguió duramente los festejos populares como el Carnaval y las Fallas. Esta presión provocó que en 1885 surgiera un movimiento en defensa de las tradiciones típicas, otorgando la revista "La Traca" premios a los mejores monumentos falleros. Este hecho provocó la competición entre los vecinos y dio lugar al nacimiento de la falla artística, donde no desaparecía la crítica, pero predominaba la preocupación estética.

En 1901, el propio Ayuntamiento de Valencia, otorgó los primeros premios municipales a las mejores Fallas. Éste fue el comienzo de la unión entre el pueblo y el poder político, evolucionando con pasos agigantados esta fiesta popular en número, estructura y organización.

En 1929, se creó el primer concurso de carteles para promocionar la fiesta y en 1932 se instauró la Semana Fallera. Fue en estos años cuando las Fallas se convirtieron en la fiesta mayor de la Comunidad Valenciana, llegando en la actualidad a quemarse más de setecientas Fallas entre grandes y pequeñas, contando sólo las de la ciudad de Valencia.

Las Fallas, las fiestas del fuego por excelencia, se mantienen desde hace siglos tan espectaculares, desmesuradas y barrocas como el propio valenciano. En los albores del invierno, la ciudad se tiñe del color de las flores y de la pólvora para recibir la primavera y a más de un millón de visitantes, que entre la música de las bandas y el estruendo de las mascletàs recorren los monumentos falleros.
La Exposición del Ninot, la plantà, la Cabalgata del Reino, los castillos de fuegos artificiales, la Ofrenda de flores a la Virgen y la Nit del Foc, son algunas de las imprescindibles citas falleras.

Lo más tradicional es recorrer las calles de la ciudad contemplando las fallas, mientras se disfruta de un exquisito chocolate con bunyols de carabassa.

El día 15 de marzo empieza la plantà y el 16 a las ocho de la mañana ya está cada falla en su lugar.

El arte y la sátira se conjugan en unos monumentos que durante la semana fallera, del 15 al 19 de marzo, se levantan en cada una de las calles y esquinas de la ciudad y en los que se critica y caricaturiza la vida social y política. Como cada año la cridà, la invitación de las falleras mayores de Valencia, dan el pistoletazo de salida de las celebraciones falleras.

Como presagio primaveral, las Fallas se viven en la calle por el buen tiempo que normalmente hace y porque la ciudad se convierte, toda ella, en peatonal. El sonido de la música festera y el olor a la pólvora y a las flores acompañan a otro aroma típicamente fallero para los valencianos: el de los buñuelos.

Desde el 1 de marzo en Valencia, todo el mundo tiene una cita a las dos en la plaza del Ayuntamiento para ver la mascletà, la sinfonía del ruido. Las mascletà es un espectáculo para los sentidos: se oyen los masclets, se ve el fuego y el humo y se huele la pólvora, pero sobre todo se siente la vibración que recorre todo el cuerpo.

De los miles de ninots sólo uno se salvará del fuego gracias al sufragio popular: el ninot indultat que pasará al Museo Fallero.

Los días 17 y 18, las flores y la Virgen dels Desamparats son las protagonistas del acto más emotivo para los falleros: la Ofrenda. Cientos de falleros, ataviados con el traje regional, desfilan desde su falla con sus bandas de música hasta la Basílica de la Virgen para ofrecer sus flores a la Cheperudeta, como la llaman los valencianos, y hacer con ellas su manto. Las falleras mayores son las últimas en ofrecer las flores a la Virgen.
El 18, una cita obligada es la Nit del Foc, un espectáculo pirotécnico lanzado desde la Alameda, que ilumina la noche del cielo valenciano con cientos de colores.

Llega el día 19, la última jornada festiva en la que toda acaba y todo empieza. Es un día agridulce lleno de música, de armonía, de esplendor, de fuego, de ruido, de tristeza y alegría, un día en el que todo acaba con el fuego pero empieza de nuevo, cual ave fénix, con las cenizas. Esa noche en Valencia ya se sueña con las Fallas del año siguiente. Fuente

Localización (Mapas)

Encuentro Internacional Almussafes Mágico
Valéncia Baila "Latino"

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